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Puesta en forma
25 décembre 2013

EL PLACER DE COMER

Hay varios niveles en la determinación del placer que representa comer. Hay un placer derivado de la eliminación del hambre, otro derivado de la sensación de saciedad y otro derivado del goce de los sentidos obtenido durante la comida e incluso de la complacencia intelectual del conocimiento, el recuerdo y la seguridad. Pero también muchas personas sienten placer directo inmediato en la ingestión de algunos alimentos segun www.portalesmedicos.com. Hay individuos —los lamineros— que obtienen un placer especial con la ingestión de azúcares, de alimentos dulces, mientras que otras personas no experimentan esta sensación tan placentera con dichos alimentos y prefieren —seleccionan cuando se les da la oportunidad de elegir— otro tipo de alimentos, normalmente más ricos en proteína animal que los dulces que invariablemente toman los primeros,algo que no favorece a hacer dieta. No parece que haya una influencia excesiva de la educación familiar o una relación genética en este rasgo, sólo tenemos constancia de que se produce.

 

Es más, en muchos casos los ánimos deprimidos y el cansancio-derrota ocasionales que afectan a casi todo el mundo se superan con más facilidad —al menos por las personas aficionadas a los dulces— si se ingieren dulces y se realizan tareas que distraen. En una ocasión oí a una joven administrativa dar una receta «infalible» para superar una situación de bajón moral momentáneo: comerse una caja de bombones entera, ir a la peluquería y luego ir de compras. Realmente el sistema funciona. La caja de bombones es un regalo personal que además está repleto de mensajes dulces, la peluquería sirve para relajar y mejorar el aspecto y las compras son una tarea rutinaria agradable, en principio exenta de problemas.

 

tentaciondecomer

Muchas personas se refugian en los dulces —aun sin saberlo— en condiciones de estrés.

En las personas lamineras, una ingestión extra de glucosa o sacarosa produce placer sólo con su presencia en la boca y la deglución de la masa dulce, probablemente asociada a la expectativas de la sensación de bienestar que sigue al cabo de un tiempo de la ingestión. Esta sensación aplaca parcialmente la angustia y se sustituye por una cierta euforia y relajación alejandonos de la dieta.

 

Probablemente el efccto esté mediatizado a nivel del cerebro por la secreción de endorfinas o péptidos opioides, llamados así porque producen efectos sedantes-placenteros análogos a los de los alcaloides del opio —morfina—. Cabe señalar que gran parte de los mecanismos de placer y recompensa —muchos de ellos ligados a las conductas alimentarias— implican la liberación de endorfinas. Algunas plantas, como la adormidera de la que se extrae el opio, ha llegado a sintetizar alcaloides como la morfina que mimetica en el organismo los efectos de los opioides, exacerbando su tlccto y produciendo graves trastornos en los animales pequeños que podrían parasitar la planta. Los humanos toman a veces intensamente estas drogas para conseguir multiplicar el efecto Anestésico y placentero dejos d euna buena dieta, con la contrapartida inmediata de que el pragmatismo disminuye su sensibilidad hacia la droga —y también debido a las endorfinas propias—, de modo que al faltar una dosis Cío la vez más alta de droga todo el sistema basado en la transmisión nerviosa endorfínica queda afectado, produciéndose graves problemas psíquicos —e incluso físicos— si no se suministra la droga.

Hay otras maneras de promover la secreción de endorfinas, por ejemplo con el ejercicio. Muchas personas encuentran un placer y relación especiales haciendo ejercicio y cansándose de la secreción de endorfinas, que aumentan la resistencia eterna y hacen disminuir el dolor y el apetito. Justo inmediatamente después de hacer ejercicio, cuando aún dura la agradable sensación de este tipo de cansancio, es muy raro que se puede comer algo —sin embargo, un poco más tarde puede Intervenir un hambre canina—. El efecto anestésico se aprecia, por ejemplo, en la facilidad con que los jugadores de fútbol se levantan como si no les pasara nada momentos después de recibir tremendas patadas, que aplicadas «en frío» los dejarían fuera de (túmbate durante mucho más tiempo; esta relativa insensibilidad ni dolor se debe a la secreción interna de endorfinas

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